martes, 8 de noviembre de 2011

El cielo prometido.

Cuán irónico resulta escuchar aquella famosa frase reconciliadora <<Recurrir al diálogo y no a la fuerza>> cuando el diálogo no radica en razonar, sino en manipular al contrario para convencerle de que en nuestro juicio se encuentra la verdad absoluta y puramente platónica, la certeza incuestionable y eterna....Pero lo cierto es que, detrás de todo esto no hay más que una maraña de desechos gobernados por un interés descomunal enmascarado de benevolencia y educación.

Maldito mundo, qué podridos estamos todos; al fin y al cabo las palabras no contienen menos maldad que una puñalada física...quizás sean más sutiles sí, pero no por ello menos hirientes., porque no sólo abren la herida, sino que sedientas de sangre penetran en nuestra piel y envenenan hasta el rincón más recóndito de nuestra alma, allí donde nunca cicatriza. Todo es una basura. Cuando el peso de tus palabras supera el de tus acciones ya no hay promesas que valgan.

Yo usaré la libre interpretación para el Ojos que no ven, corazón que no siente.

- Sírveme un copazo de los tuyos y arranquémosle los ojos al mundo, total no sabemos hacer otra cosa para paliar el odio...