jueves, 13 de marzo de 2014

Maniobras de escapismo.

Llevaba más de veinte minutos removiendo la sopa de fideos como si pretendiese que todos mis pensamientos se deslizaran por aquel remolino humeante para acabar muriendo en lo más profundo del bol. Lo cierto es que nunca me gustó el ramen; Tampoco el modo en que jugueteabas con tu pelo, ondulando sin cesar uno de tus mechones rebeldes que se escapaba entre tus dedos como un potro desbocado. Odiaba que robaras mi camisa para ponértela mientras yo dormía. Me molestaba la desbordante vitalidad que emanabas en cada uno de nuestros despertares, poniéndote de pie sobre la cama y armando un jaleo insufrible subiendo de un golpe aquella dichosa persiana. Y es que al final y tras un millón de avisos a los que hiciste caso omiso, te la cargaste, dejando encajados en diagonal cada una de las lamas; por cabezota, por tonta y torpe...porque te quiero y te echo de menos.