miércoles, 10 de julio de 2013

Siempre te gustaron los tipos extraños. [1/2]

¿Cómo habíamos llegado hasta allí? Quizá debido al pliegue espacio-temporal producido durante el estallido multicolor de la tormenta cósmica. De todos modos, el cómo y el porqué carecían de importancia ahora. Frente a nuestros ojos se abría un planeta plagado de ríos color malva y césped humeante verde lima que invitaba a recostarse en él como lo hacíamos sobre la nieve virgen de la Tierra. Hubiese sido el momento perfecto para agarrar una de tus manos aún temblorosas por el impacto de la nave y en ese vaivén, aprovechar la ocasión para rodear tu frágil figura con mis brazos. Pero aquella atmósfera no iba a ponérmelo tan fácil dejando que fueras mía a años luz de nuestro mundo y de ése maldito macarra de tu instituto con cara de colador que tanto adoras. ¿Quién diablos eran esos seres narigudos de medio metro?

Cuando quise darme cuenta, tú ya estabas en cuclillas acariciando el mentón de uno de ellos y rodeada de muchos más que esperaban impacientemente esa caricia mágica tuya. - Quién fuera extraterrestre- pensé yo. Y en el momento en el que cabizbajo me di media vuelta con la intención de sumergirme en la música del walkman para recomponer las cenizas de mi cariño malherido, una melodía procedente de las colinas lejanas de aquel planeta desconocido me sorprendió, calándome hasta los huesos, guiándome como un zombi hasta ella.

Mi chica jugando a ser una especie de Blancanieves futurista y yo embelesado escuchando esta mierda, que no sé qué es, pero suena jodidamente bien:

martes, 2 de julio de 2013

Claro.

Me estalla la cabeza. Siento cómo palpitan las sientes bajo mi cráneo al borde de la taquicardia cerebral, porque mi mente alocada vuela sin rumbo ni dirección, golpeándose continuamente contra todos los obstáculos. Y es que cuanto menos motivos me da la vida para pensarte, más minutos se consumen imaginándote; debe de ser algo así como un  endiablado proceso de retroalimentación negativa o una mala pasada del destino, que hace sonar tus canciones en mis horas más débiles, cuando el día se apaga y el alcohol ya ha hecho estragos en mi alma llevándose todo lo que pilla por delante.

Sé que piensas que no soy cariñosa y en fin, sólo diré al respecto que los ogros tienen capas, al igual que las cebollas.  Esto es para compensarlo, aunque nunca llegues a escucharla, aunque sea una grabación cutre con el móvil...pero es tu canción

Calada hasta la médula de Friendzone.