domingo, 18 de agosto de 2013

Me alejo de verte. [2/2]

Una vez más, recostados sobre la moqueta selvática verde lima que cubría aquel planeta inhóspito, jugábamos a inventar nuestras propias constelaciones trazando cientos de siluetas sobre la bóveda celeste como si de una pizarra infinita se tratara. Yo permanecía atónito observando cómo a pocos centímetros de mí, tus manos se movían ágiles y gráciles, dibujando con los dedos un sinnúmero de líneas imaginarias capaces de crear historias fascinantes a través de la posición arbitraria de un buen puñado de puntos luminosos. Sin duda, ese halo personal que te atrapaba en tu mundo de fantasía particular me hacía caer a velocidad vertiginosa hacia el desconocimiento total sobre nosotros.  La idea de sentirte menos mía me aterraba, tenía miedo de perder...¿qué cosa? Supongo que el hecho de formar parte de esa oligarquía, de ese pequeño grupo de personas capaces de presenciar aquellos maravillosos instantes y congelarlos eternamente en la memoria. 

...Pero a quién quería engañar, si  tan solo era un mero espectador más.