Hamijos y hamijas que os propagáis como el cáncer embriagando a pobres infelices de esa personalidad pletórica de complicidad y camaradería para luego sepultarlos sobre escoria traída en cantidades industriales: Que os den.
...Y si encontrara algún modo de pisotear los malditos imperativos morales y éticos inculcados por ésta, nuestra queridísima sociedad, daría rienda suelta a toda esta misantropía que llevo tan dentro degollando testas y colgándolas en lo más alto del Montaút.
Lobos con piel de corderito, seguid vendiendo vuestra alma al diablo por una moneda de cobre, traidores.
De regreso a la vida sendentaria y contemplativa después de tantos y tantos años. Esta vez no entra ni Dios.