jueves, 7 de febrero de 2019

Y a quien madruga, Dios no existe.

Irrumpió en la vida de todos colándose por la puerta de atrás como un maquiavélico caballo de Troya capaz de fulminar hasta la más potente de todas las máquinas: . Se presentó sin pensarlo dos veces, con premeditación y alevosía, con nombre y apellido: Carcinomatosis Peritoneal, Carcinomatosis Peritoneal... Resuena en mi cabeza a horas intempestivas con un eco incesante emitido por miles de gargantas rasgadas, como si de alaridos procedentes del mismísimo infierno se tratara.  No alcanzo a asimilar la inmensidad de no volver a verte, no puedo hacer frente a los meses que se avecinan.

Te quiero, te quiero, te quiero.