Irrumpió en la vida de todos colándose por la puerta de atrás como un maquiavélico caballo de Troya capaz de fulminar hasta la más potente de todas las máquinas: tú. Se presentó sin pensarlo dos veces, con premeditación y alevosía, con nombre y apellido: Carcinomatosis Peritoneal, Carcinomatosis Peritoneal... Resuena en mi cabeza a horas intempestivas con un eco incesante emitido por miles de gargantas rasgadas, como si de alaridos procedentes del mismísimo infierno se tratara. No alcanzo a asimilar la inmensidad de no volver a verte, no puedo hacer frente a los meses que se avecinan.
Te quiero, te quiero, te quiero.