Hay etapas en las que mi cerebro se congela, queda cubierto por una fina capa de escarcha y permanece en un extraño e inexplicable estado de hibernación. Como única alternativa, continuaré pasiva frente a toda esta controversia, cual caballo con anteojeras.
Que corran las agujas del reloj, que pasen las horas y los días...que el tiempo borre esta presión que me oprime el pecho y me asfixia la mente.
Gracias por esta fotografía de fondo infinito, me gusta muchísimo.