lunes, 24 de junio de 2013

4:00 a.m

Ella tenía un nudo en la garganta tan grande como una pelota de baloncesto. Ya podía hacer el esfuerzo de su vida por deshacerse de él, que no subía ni bajaba, simplemente estaba ahí, presionando y desgarrando sin compasión los tejidos colaterales. Desearía habérselo tragado y disolver de una vez por todas tanta tristeza en el estómago, desearía haber liberado aquellas palabras que ahora morían enjauladas sin remedio. El concierto nunca llegó, tampoco el café ambientado en los cincuenta, ni los abrazos de los que tanto escribió.