Hay etapas en las que mi cerebro se congela, queda cubierto por una fina capa de escarcha y permanece en un extraño e inexplicable estado de hibernación. Como única alternativa, continuaré pasiva frente a toda esta controversia, cual caballo con anteojeras.
Que corran las agujas del reloj, que pasen las horas y los días...que el tiempo borre esta presión que me oprime el pecho y me asfixia la mente.
Gracias por esta fotografía de fondo infinito, me gusta muchísimo.
Todo se para y sin embargo todo continúa, helados e impasibles ante una realidad donde parecemos no tener lugar. El tiempo es aquel fuerte viento que no deja de soplar, paradójicamente no borra nuestras pisadas y nos acompaña inconscientes en un frío e infinito caminar...
ResponderEliminarPeor sería que se te helara el corazón...
ResponderEliminar:)