domingo, 8 de agosto de 2010

Kilómetros y kilómetros de asfalto

Un baño de colores translúcidos inundaba los muros empedrados de la Catedral de León, cubriendo con su policromía a todo aquel que caminaba bajo ese techo repleto de bóvedas de crucería. Realmente, un “joyerito”, como muchos la apodan muy acertadamente.

Y es que son tantas las maravillas que me llevo de este viaje…En definitiva, el Norte me llama. Espero surcar esas tierras con total independencia algún día y así poder extraerle el meollo a todo aquello que quedó pendiente, que no fue poco.


Una de las fotos que saqué me resultó curiosa, la gaviota giró su cabecita en el momento más oportuno vaya. Lo cierto es que me hace mucha gracia:


* * *

El mundo gira a mi alrededor rápidamente y yo me siento incapaz de procesar toda esa información que se abalanza sobre mi; mientras, en mi cabeza suena Fall to pieces.


2 comentarios:

  1. Que suerte de poder viajar, yo tengo ganas de irme unos dias para desconectar.

    El mundo es algo que nadie te podra explicar porque para cada uno es de una manera distinta, asi que si estas bloqueada, solo sera tiempo de comprender todo la informacion.

    Por cierto una gaviota timida.

    ResponderEliminar
  2. Todo llegará, en un futuro no muy lejano podrás volar con total libertad por donde te propongas.

    ResponderEliminar