jueves, 12 de agosto de 2010

Al amparo de la luz del Ateneo

Dos horas más tarde me encontraba con él compartiendo el sudor frío de la desesperación, que se entrelazaba con la agonía interna que conformaba mi vida, una vida tachada por la turbidez de una calma plastificada.

Y mientras fantaseaba con que los brazos de esa persona eran las puertas abiertas del hogar cálido que tanto había añorado, pensé que por fin había encontrado mi sitio en el mundo. En aquel mundo que no había sido hecho para mí.

1 comentario:

  1. Hey!
    En mi caso, mi viaje si que ha servido de inspiración. Aunque siempre tengo la sensación de que me falta algo.
    Y decirte que siento una envidia sana por tu viaje a tierras del norte. Siempre me han llamado la atención y tengo la sensación de que vivir allí sería todo un placer en un futuro a medio plazo.
    Venga, cuídate y a disfrutar del verano pre-universitario.

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